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Ciao, ragazzi. Benvenutti!

 30 de abril, 2013.

Martes, arranqué 7am porque quería estar a tiempo de hacer todas las cosas que planeaba: desayuno en paz, mates tranquilo, un poquito de música (por qué no?), revisar el correo, preparar el uniforme, trámites en el banco (que me queda al lado, ja!)...La noche anterior, tipo 8pm, me di con que el reloj despertador con dibujito de cebra que compré en un mercado chino (ni el celular ni mi despertador original funcionan) no iba con las pilas que tenía. Buscar un negocio abierto después de las 7.30pm es toda una hazaña por aquí. Dato a considerar para una persona como yo que se activa mentalmente (cuando lo hace) hacia las 8pm. La única alternativa fue servirme de la tecnología de avanzada del 2.0 y bajar un desper online. Una sveglia digitale, como le dicen aquí. Con todo esto, a las 10pm ya estaba frito con Family Guy de fondo.

Finalmente bajo todo ataviado, banco aún cerrado ('abrimos 8.20', me dicen con señas desde adentro) pienso que es muy arriesgado para el primer día y me fumo un cigarro camino a la escuela. Me quedan unas 6 cuadras de pueblo a medio despertar en ese entonces. Piso charcos del chubasco de horas antes y con Luz Casal en la oreja llego a la escuela.

La Scuola


Piso dos, atravesando varias puertas y escaleras; cruzando unos 'giornooo...' con otros estudiantes y administrativos. La escuela en pleno movimiento (hay un turno que larga a las 7am. 'Menos mal que no me pusieron en ese', pienso). Locker, abro, me cambio. Chaqueta, on. Pants, ready. Shoes, yikes! Estuche con utensilios, ready. Parece que estamos listos. Importante no olvidar el gorro (il toque) para la foto individual. Día dos de la proeza y ya las caras son las de ayer, sólo que más familiares.

Toman lista, nos explican un poco de qué va la peña durante la jornada y en manada avanzamos hacia un aula tipo auditorio donde arranca el día con la presentación de los integrantes del plantel, una varieté administrativa de procedimientos somníferos, las clásicas '...o ustedes hacen eso en sus casas, también?' (debo confesar que cuando llegó esta parte se me escapó una risa pensando en que no hay mapa que pueda con algunos preceptos).

La ventana a la sala introductoria
Luego de la brevísima intro nos tocó a nosotros, de a uno, al cantar del nombre y apellido, ponernos de pie y específicamente presentarnos incluyendo la siguiente info: nombre, edad, de dónde venimos. Qué experiencia tenemos, qué esperamos encontrar en Alma y cómo nos enteramos de la escuela. Pasó una treintena antes de mi turno. Cuando por fin tuve chance de relatar mi verdad tan ensayada (estamos hablando de una persona que lleva años ensayando una entrevista imaginaria en la que cuenta cosas diversas. Para los curiosos, no, no se trata de una entrevista televisiva -bueno, a veces sí-, sino más bien de un modo de practicar el hablar en público en lenguas foráneas) se me mezclaron un poco los cables, pero salió bien. Que me llamo así, que tengo tantos años, que me interesé por la cocina en el 2006, cuando aún transitaba otro camino y que conocí la escuela en aquella caminata en Singapur porque antes de esto trabajaba como azafato en una aerolínea merdosa (bueh, lo de 'merdosa' lo pensé, pero no lo dije). En el recreo se me acercaron algunos a decirme que había sido emocionante el relato. Y arranqué algunas risas mientras lo contaba. Uno de los chefs me preguntó si me casé con la mujer que me dio el dato. Entre risas pensé en que se ve que no se entiende nada. Lo confirmé más tarde cuando Ennio me preguntó si estaba de novio y a mi negativa respondió con un 'ya vas a encontrar alguna ragazza de la que enamorarte'. Insisto: qué no estaba claro?

Pasaron las fotos, pasaron los momentos incómodos de posar frente a todos. Aunque tengo que hacer una (subjetiva) salvedad: se siente distinto. No es la id de Emirates, se trata de la fotica de curso. Feliz!

Pranzo


Apartado especial para el almuerzo. Ya vaticinaba yo que los almuerzos transcurrirían en el restaurante de la escuela. Impecable. Y así fue. Un buffet in-cre-í-ble! Voy a explayarme en algunos detalles para complacer a quienes gozan de alimentar el paladar, aunque sea con la lectura. Dos habitaciones LLENAS de comida: pasta con salsa de carne, pasta con salsa de salmón, salteado de berenjenas y zucchini, unos bocaditos de polenta con queso y una salsa de los dioses en perfectos rectángulos, pollo, tres variedades de pescado en distintas cocciones, papas al horno, verduras grilladas, el pan fresco y un parmiggiano exquisito al costado. Placer!

Izq. Vista del restaurante Alma - Der. Patiecillo para esparcimiento
En otra habitación decorada con flores y hojas de col, en colores engamados, las ensaladas varias y una canasta gigante de mimbre con variedad de frutas. Pequeña selección de postres en un rincón.

Acorde a la tradición se sirvió primero, segundo y postre. Realmente un lujo. Agua mineral natural y frizzante (levemente gasificada) para disfrutar a granel. Disculpen, pero un desconche. El menú varía día a día, así que seguiré con los detalles en lo venidero.
 Compartí la mesa con Michele y Ennio que son del sur y con Angelo que es un siciliano que tiene pinta de europeo del este.


2pm y el momento de la verdad


Aula megamoderna. Gradas para observación y toma de notas. Plasma gigante en lo alto con cámara que filma, uno a uno, los movimientos del Chef en acción. Hornos que en mi vida imaginé, maquinaria de la hostia, y un carrito móvil con la materia prima. Matteo, el jefe del departamento de Pastelería de la escuela a quien ya conocimos antes estaba puntual y listo para largar.

En su sesión inicial solamente transmitió pasión. Fue algo muy emotivo. Muy. Hizo hincapié en el enfoque que debiéramos dar a este percorso: que muy probablemente habíamos elegido el curso más difícil y exigente de toda Italia, que se requiere de nuestro compromiso y voluntad para llegar a buen puerto, que esto es una elección de vida, que se trata de aprender el mestiere y tomar las riendas lo que sucederá en el futuro...

Que hay que estar dispuesto a entender que este es un oficio en el que hay muchísimo estrés, que a veces hay que trabajar 4 días seguidos sin dormir, que las jornadas, con suerte, tienen 12 horas y las semanas un franco (puede ser peor) y que la recompensa está en el bienestar que le genera a uno saber que el trabajo está bien hecho, que se disfrutó del laburo en equipo, y que nos reconocemos el uno al otro cuando estamos lado a lado, juntos, tirando para el mismo lado, con un mismo objetivo. En ese momento se olvidan todas las diferencias, las cosas que no nos gustan del otro, las enemistades. Que lo mejor que nos puede pasar es vivir los lugares mediante el trabajo porque ir de vacaciones es otro cantar. Que cuando se está a pleno las cosas se viven a la enésima potencia y que eso no tiene comparación con nada que él haya vivido hasta entonces.

Afortunadamente estaba en la última fila y solamente había uno más a mi lado. Lloré, aunque logré contenerlo. Pero lloré de emoción plena y limpia. Sentí que, finalmente, había alguien en frente, alguien de quien debo aprender, que siente parecido. Y para alguien con mi nivel de arrogancia (a veces) domada por restricciones de vida en sociedad eso no es poco decir. Es mucho más.

Tengo una lista inmensa de términos que aprender, estoy en desventaja con el resto de los chicos. Quehaceres del extranjero, no? Tendría que pedirle a Laura que me escriba un par de canciones con vocabulario culinario para darme una manito, verdad? Eso para poder luego interiorizar, verdaderamente, los contenidos de la primera clase. Que qué le sucede a la manteca como medio graso cuando hay más o menos agua en una receta; que harina y huevo tienen como función, en una receta, la de sostén de estructura; que los 4 ingredientes reyes de la pastelería son: huevo, harina, manteca y azúcar; las formas de la fruta (ya cuento como 9) y así mucho más.

Estoy feliz.
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El inicio de un montón de cosas

En vísperas de año nuevo del 2012, cuando todavía trabajaba para la aerolínea del Oriente Medio, me asignaron un vuelo a Singapur. Sin mucha esperanza ni expectativas, como solía sucederme con los destinos del Asia más au naturel, salí de paseo por la ciudad para intentar encontrar por mis propios medios algo de esa fascinación que tenían mis entonces colegas con ese destino en particular.

Por estrechez mental o por simple carencia de afinidad no pude darme el gusto de disfrutar la geografía como me lo había propuesto. Caminé...muchísimo! Anduve por parques, calles, callecitas, templos, blah, blah, blah. En uno de los tantos stop para la foto me topé con una galería que albergaba a varios comercios, uno seguido de otro, en la que había, principalmente, casas de comida.

Fiel a mi genio afectado por la infatuación con lo italiano y sus derivados di con un restorancito que tenía la vidriera repleta de productos típicos del país de la bota: pasta, aceite de oliva, algunos cuadros y discos de vinilo, panes, vinos, café y hasta lemoncello. Me apresté a tomar la foto, pero se me interrumpió la misión por alguien que me hablaba. Corto el reproductor para escucharla. Era una italiana que salió del salón para preguntarme si quería pasar, si ya conocía, que de dónde era y que sepa que estaban preparándose para el festejo de la noche.

Un verdadero hallazgo. Surfeando la web apareció esta fotica de la fachada del lugar.

Lamentándome por haber ya almorzado minutos antes, charlamos. Le hablé de mi plan de irme a Italia a estudiar pastelería en una escuela de Roma que me habían recomendado. Tuvo la delicada gentileza de permitirse sugerirme otra escuela en Parma (ellos eran de ahí, me dijo) que tenía su renombre. 'Alma, se llama...', dijo. Prendió la compu, me mostró el sitio, me dio los datos, me encomendó revisar la web de nuevo cuando estuviera de regreso en Dubai. Llegó el marido, le comentó de mi plan y su (ahora lo sé) reciente cambio de rumbo. Marido asintió con fervor. Cruzamos algunas palabras más, nos despedimos y ya. Nunca más me comuniqué.
En abril de 2012 fui a conocer la escuela. Un año más tarde, en abril de 2013, estoy de nuevo en la escuela, pero esta vez no para conocerla, sino para vivirla. 
Alma - La Scuola Internazionale di Cucina Italiana

Ha sido un largo camino de subidas y bajadas, quilombos cambiarios y demases contratiempos (Madre mía lo que costó ese visado!), pero he llegado. Horas culo en uno y otro avión, combinaciones de aeropuerto y la magia de hacer encajar todo lo que quise traer en una valija. A los aviones le siguieron los trenes, incluyendo el perder la estación en la que tenía que bajar y alargar la espera en una tarde de lluvia y bastante gris. De cualquier manera, aquí voy y así voy.

A horas del primer día de clases me encuentro practicando mi presentación, en voz alta, varias veces, y de nuevo, y de nuevo, y de nuevo...Pensando en quiénes serán esos con los que me acodaré en lo venidero, de qué países vendrán y con qué expectativas y qué colores pinta el futuro para mí.

Este blog, sus textos e imágenes, tienen como propósito estrechar carriles para permitir compartir con los que me quieren y me acompañan, esta experiencia que se inicia hoy y que se termina quién sabe cuándo. Espero estar a la altura de las circunstancias, poder plasmar los detalles y las capturas que generen una idea más acabada de esta escena.

Bienvenidos!...no se vayan, quédense un ratito más.
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